Cada vez, las malas tardes son más frecuentes. Las amistades son menos y la reconciliación no es la mía. Existimos así, miserables sin rendición ni redención, vivimos para el moho, para inhalar esmog, para cobijarnos con las estrellas y su aniquilante respiración de viento. Temer de la noche y sus bestias, de mis pensamientos que no se resignan y de mi recuerdo que me consume.
No existe otro mundo para mi. La esperanza de compartir, liderar, empatar ideas en sociedad ha muerto hoy. El lobo estepario me seduce. La sociedad ha muerto y mi cordura con ella.
J. Roberto Morales
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