Cerré los
ojos y en mi espectro de oscuridades,
de repentina
voluntaria ceguera,
la
transición de siluetas blancas en mi mente
se desplazan
como espesa forma…
Hojas
otoñales, vinos tintos y abrigos;
paseos en
balsa y caminos de arena sobre césped,
sueños de
joviales pasiones,
amores tan jóvenes,
fuertes como cometa,
ingenuos
como las flores; nosotros recostados
sin prisas,
ni dolores, solo tu cara frente a la mía,
tus manos en
mi mentón y las mías en tu cintura,
—amor mío
desespero sin ti. Dice
—Ingenuo amor,
mientras tu desesperas yo muero. - digo
… y más diálogos
de juventud amorosa,
pestañeos que
sea agitan con las hojas muertas,
y que bailan
voces con el viento del otoño.
Volví a cerrar
los ojos y tú tienes mi alma,
que
descobijas y quitas capas una a una,
boquita
dulce besa mi alma,
algo le
dices susurrando y mis ojos
no se abren,
no quieren abrirse.
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